Implantes

Se trata de un pequeño tornillo, normalmente hecho de titanio puro o de zirconia, que se coloca en el hueso del maxilar o maxilares para sustituir la raíz de un diente perdido o varias piezas dentales. Las células del hueso se fijan directamente a la superficie del implante (un proceso que se denomina osteointegración). Sobre el implante dental se coloca una corona que reemplazará la parte externa del diente. El aspecto y la función son muy similares a las de un diente natural. Se trata de una alternativa a la prótesis dental convencional.

Dependiendo del tipo de operación en odontología necesaria, el postoperatorio del emplazamiento de implantes dentales puede ir desde ninguna molestia en absoluto a unos días de ligera sensación de resentimiento que desaparece con calmantes. Generalmente es más cómoda la cicatrización de una cirugía de implantes que la de la extracción de un diente convencional, ya que no quedan heridas abiertas ni zonas inflamadas o infectadas en la boca.

Gracias a la programación digital de los casos, las cirugías son más rápidas y cómodas y los postoperatorios son mejores.

Si el diente a extraer no sufre una infección aguda y al extraer el diente queda suficiente cantidad de hueso, se puede colocar el implante en el mismo momento en el que se extrae el diente. Se denominan implantes inmediatos, y a menudo es preferible, ya que puede ayudarnos a conservar la encía y el hueso de alrededor.

Si la estabilidad del implante recién fijado es muy buena, también se puede poner, en el mismo momento, una corona provisional, con lo que en la misma intervención de implantología dental extraemos el diente y los sustituimos por completo (tanto estética como funcionalmente). Se denominan implantes dentales de carga inmediata. Para saber si el implante podrá soportar una corona fija en el mismo momento disponemos de un avanzado aparato que mide, por resonancia, el nivel de estabilidad del implante (Ostell).

Durante las primeras horas hay que tener la precaución de no comer nada, hasta que desaparece el efecto del anestésico local (para evitar morderse accidentalmente la lengua o la mejilla).

Es muy recomendable no fumar (afecta directamente a la vascularización y a la cicatrización de la herida y aumenta significativamente el riesgo de complicaciones). También es necesario mantener la boca limpia y no tocar la zona (ni con los dedos, ni con la lengua ni mordiendo alimentos) durante los primeros días. Igualmente, es conveniente no hablar mucho, evitar hacer ejercicios muy intensos y seguir una dieta blanda. Aparte de estas precauciones, se puede seguir un ritmo de vida normal.

Exactamente la misma sensación que tienes con tus dientes naturales. No se siente ninguna diferencia especial. Los implantes dentales no pueden sufrir caries dental, pero sí pueden acumular placa y sarro, igual que los dientes naturales y prótesis, por lo que es muy importante mantenerlos siempre limpios. Conviene (al igual que con los dientes naturales), cepillarse los dientes tras cada comida y utilizar el colutorio una vez al día.

Al colocar un implante dental procuramos que el organismo (a nivel celular), crea que el implante forma parte del propio cuerpo (que no es un objeto extraño). Pretendemos que las células del hueso se piensen que el implante es un diente y que se adhieran a él para sujetarlo. Este proceso se llama osteointegración y ocurre en los primeros 2-3 meses desde el día de la colocación.

Si el implante recién insertado recibe demasiada fuerza o no se mantiene limpio y se contamina con bacterias, puede ocurrir que el cuerpo no lo acepte como algo propio y que, por tanto, forme una membrana de separación alrededor del implante. En estos casos no se produce una correcta integración y el implante debe extraerse. Esto ocurre en un porcentaje muy pequeño de los casos. En estas situaciones es importante analizar la causa de esta no-integración. Generalmente no hay inconveniente en reemplazar el implante retirado por uno nuevo.

Aunque no está contraindicado, procuramos aplazar la colocación del implante en mujeres embarazadas. También evitamos colocar implantes en pacientes diabéticos descontrolados hasta que los niveles de azúcar en sangre estén bajo control.

Como ya hemos comentado, los pacientes fumadores tienen más riesgo de sufrir alguna complicación. Los pacientes con osteoporosis suelen poder tratarse sin problemas, aunque requieren un estudio más detallado. Del mismo modo, las personas que toman determinados medicamentos (anticoagulantes, bifosfonatos, etc.) pueden requerir precauciones especiales. Cada caso debe ser estudiado y programado de forma personalizada.

Existen muchísimos tipos de implantes dentales. Distintos fabricantes ofrecen calidades distintas en la elaboración de los implantes dentales. Diseños, acabados, tratamientos de superficie, tipos de conexiones, biocompatibilidad, resistencia, versatilidad, estética, etc. Cada clínico debe saber escoger el material más adecuado en cada caso. Y probablemente es una mala idea escoger, como se hace a menudo, los implantes dentales más baratos para algo que ha de pasar a formar parte de nuestro propio organismo.

Los implantes dentales no suenan al pasar por los detectores de metales (típicos de los aeropuertos o zonas de seguridad). Tampoco suenan los empastes metálicos ni las prótesis dentales convencionales. No es necesario tener ninguna precaución ni avisarlo.

Como suele ocurrir en prácticamente todos los campos, existen muchas marcas y modelos distintos de implantes dentales. Los implantes más costosos suelen (lógicamente), ofrecer ventajas sobre los más económicos. Por este motivo es muy difícil especificar los precios de los implantes dentales o prótesis dentales sin antes haber estudiado la situación. El dentista hablará con el paciente, le realizará un presupuesto con el precio del tratamiento y le recomendará cuál es la solución más indicada. En la consulta también podrá consultar con el dentista más información sobre las ventajas e inconvenientes.